Yo: mmm... siento una presencia...
Voz: ¬¬
Yo: -_-
Alguna os se preguntó como logró Inés sobrevivir con tantas heridas? Pasen y descubranlo...
Voz: uuuuuh
Yo: corta el rollo
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Capítulo 13: La improvisación es lo que salva a los condenados
Los que habían pasado antes por el teatro debían ser bastante
descuidados.
Cada elemento imaginable de attrezzo, desde árboles de plástico
a disfraces variados, se habían quedado en el auditorio. Me dirigí al primer
baño que encontré. Demasiada suerte, para mi gusto. El agua no había sido
cortada.
Limpié mis heridas con máximo cuidado. En cuanto a mi pierna,
encontré aguja e hilo en un costurero que (oh, coincidencia) también habían
abandonado allí. La cosí sin hacer ascos a la sangre que brotaba de la herida y
sin maldecir la sensación del hilo atravesando mi piel como si de tela se
tratara. Un vestido de princesa tuvo el honor de convertirse en vendas para las
heridas más graves.
Recorrí más tarde el auditorio, que se acabaría convirtiendo en
mi ‘hogar, dulce hogar’ después de todo aquel lio. Encontré algunas velas y
cerillas por ahí tiradas y las usé para tener un poco de luz.
Sin embargo, la pierna, que aún me dolía horrores, me hizo frenar mi investigación para buscar
algo que me sirviera de apoyo. Fisgoneé entre el attrezzo hasta encontrar un
bonito bastón de ébano con mango curvado. La verdad es que, a primera vista, me
dio muy mala espina, y aquello se confirmó en cuanto tiré del mango girándolo
levemente.
El bastón contenía una katana bien afilada y abrillantada, para
la que, a diferencia del resto de cachivaches en el teatro, no parecía haber
pasado el tiempo. ‘Qué teatral’, pensé. Pero empecé a usarlo sin detenerme a
buscar cualquier otro elemento similar.
En un tiempo no volví a saber
nada de Kina, y eso me relajó profundamente.
El auditorio me da un mal rollo de cuidado. Demasiadas coincidencias, diría yo. ++ Algo va a pasar aquí... ¡Qué emoción! >w<
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