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Capítulo 15: Jaque Mate
Apoyada en mi bastón, comencé a visitar a Kina cada día, como si
fuera una joven voluntaria que se presentaba allí para hacerla compañía. Kina
no se daba cuenta que quién era yo, y a raíz de aquello supuse que su mente
había borrado todos los recuerdos desagradables.
Comencé a ganarme su confianza sin que llegase a sospechar nada.
En algunos momentos locos, llegué a pensar que todo podría arreglarse, que
podríamos ser amigas cuando ella se recuperase.
Tonta de mí.
Un día, decidí hacerle una pregunta delicada:
-¿Conoces a alguna Inés?
Yo, por supuesto, había dado un nombre falso al comenzar las
visitas. Kina frunció el ceño y contestó;
-No me hables de ello, me trae malos recuerdos.
Mi rostro se ensombreció de golpe.
-¿Ella te hizo esto?
-Sí, pero aún no le he contado nada a nadie. Ha desaparecido.
O sea, que ni siquiera había pensado en todo ese tiempo lo que
yo podría haber hecho.
-Ah, ¿sí?
Ella comenzó a recelar.
-¿Para qué tantas preguntas?
La ira me hizo tartamudear.
-Es que… Es que…
-¿Qué ocurre?
La miré con odio y le contesté.
-Inés soy yo.
Me levanté de golpe y desconecté la máquina que la mantenía con
vida. Escuché el aparato que medía su ritmo cardíaco emitir un pitido
prolongado mientras yo salía de la estancia.
A mis espaldas, un grupo de
médicos entraron precipitadamente en la habitación.
Así que ya queda poquito... Echaré de menos a Kina e Inés.
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